22/10/13

Escribiendo nuestra casa.


Nos comunicamos a través de la palabra, pero no todos somos capaces de articular de la misma forma lo que sentimos... y eso no significa que no sintamos al mismo nivel que el escritor más maravilloso expresando emociones y sentimientos.
Con nuestra casa nos sucede igual... con ella podemos expresar nuestro mundo interior de una forma clara... pero no todos tenemos la misma capacidad a la hora de “articular” con los objetos, colores y decoración, lo que hay dentro de nosotros de una forma bella y expresiva... porque no todos somos unos “escritores geniales” de la decoración de nuestro espacio... 
Para mi la casa siempre ha sido como escribir un libro... un reto a la hora de poder expresar lo que siento dentro de mi... y un lugar en el que me sentía reflejada.
Al montar los espacios donde decidimos vivir, nos pasa como al vivir nuestra vida, siempre estamos tomando decisiones... y en ellas pondremos de manifiesto nuestros límites, todas las libertades que nos permitimos y también todos los lastres y temores que arrastramos.
Pensadlo, cada vez que organizamos un espacio, o decidimos un mueble... o un cuadro... o lo que sea... estamos presentes en ello con todo nuestro ser... con nuestros prejuicios, nuestras inseguridades... con lo tomado o rechazado de nuestra familia... limitados o libres, nos guste o no, por nuestras creencias, valores y recursos psíquicos...
¿Que historia te está contando tu casa, o tu habitación de ti mismo?

6/10/13

Balbuceo mañanero 24.

Los momentos gris pardo.
El otro día me desperté con niebla en la cabeza y en el corazón... ¡que tristeza y que desamparo!... y también que impotencia... ¿donde se habían ido la alegría y el entusiasmo?...  ¿quien había apagado  la luz por favor?... y bueno, no veáis lo feliz que estaba mi saboteador "Mister Hacer"... ¡como se regodeaba haciéndome morder el polvo!... ¡como me recordaba todas mis miserias, todos los motivos por los cuales era indigna de respeto y amor!... ¡Vamos, un auténtico c.....!
Y yo allí, boqueando, intentando meter aire en los pulmones del corazón... intentando salir, respirar... ¡y encender la puñetera luz!...
¡Ay!, esos momentos, aunque me duelan, son muy valiosos para mí... por un lado percibo un rinconcito mío oscuro y no suficientemente explorado... ¡y claro me tengo que remangar y ponerme a la faena!... y claro, aprendo, no veáis lo que aprendo, ¡por narices!... y por otro lado me doy cuenta de lo poco que sirven ciertos consejos estereotipados cuando uno está metidito hasta la coronilla en el "color gris pardo"... y ahí me tenéis, teniendo que experimentar conmigo misma los recursos y herramientas que se suponen que sirven para momentos así... y os aseguro, perdón por ser tan mal hablada, que "me cago en to"...  Luego se enciende otra vez la luz, el mundo recupera sus alegres colores y yo salgo del gris pardo como la superviviente de un bombardeo... 
No me gustan los momentos "gris pardo"... no me gustan nada, que queréis que os diga... pero la verdad "verdadera" es que la suma de mis supervivencias a los "momentos gris pardo" es la que me permite estar con mis clientes y con vosotros con comprensión, respeto, sabiduría y amor... y si no fuese por ellos, por todo lo que me dan y me enseñan... yo no sería la que soy... 

¡Ay! gracias "momentos gris pardo"... gracias por estar ahí, aunque me fastidies que no veas... muchas gracias, porque vuestra oscuridad es fértil y una segura fuente de sabiduría...

(El dibujo es de Elena  Ospina).
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